Por Rodrigo Esparza Parga, profesor de la Escuela de Humanidades y Educación, Tecnológico de Monterrey, fil.rodrigo.esparza.parga@tec.mx
Cuando observamos a través de las noticias un acto cometido por un ser humano en contra de un congénere, o inclusive, en contra de otro ser vivo, y que a dicho acto lo consideramos deleznable, inmediatamente solemos pensar en la imperiosa necesidad de reflexionarnos profundamente como humanidad y analizar qué es lo que no estamos haciendo correctamente. Sin embargo, no he escuchado, hasta la fecha, decir a alguien cuando ocurre alguna tragedia cuya génesis sea de carácter tecnológico, el que necesitemos reflexionar profundamente sobre el quid de la Tecnología, la razón de ser de esta, o del por dónde la estamos dirigiendo, o el hacia dónde la deberíamos dirigir como humanidad.
Considero que ambos aconteceres requieren de una invitación a la reflexión seria y rigurosa, y la Filosofía suele ser una buena herramienta para ello. Teniendo en cuenta los fines del presente, nos centraremos en el caso segundo, es decir, en aquel que nos invite a pensar a la Tecnología de profundis; el qué es esta, para qué la desarrollamos, y en general, poner en la palestra la imperiosa necesidad de una Filosofía de la Tecnología.
Pero ¿por qué señalamos que hay una imperiosa necesidad de una Filosofía de la Tecnología?
La cotidianeidad, la obviedad con la que esta se nos presenta en el día a día, el cómo está presente en prácticamente todas las actividades que realizamos [1] tiene como resultado, que la invisibilicemos, por lo que pasa inadvertida y únicamente tomamos en cuenta aquellas tecnologías que nos resultan novedosas, que se incorporan recientemente para irrumpir en nuestra existencia y reconfigurar a esta.
Sin embargo, todo nuestro mundo humano y simbólico se encuentra atestado de manifestaciones tecnológicas y entonces, al tenerlas tan asimiladas, no cuestionamos el cómo es que inciden y redireccionan nuestro ser y con ello, nuestra acción y la forma de estar en el mundo, que es eminentemente, tecnológica, aun cuando ni cuenta nos demos de ello.
Cuando nos ocurren acontecimientos extraordinarios, profundizamos en el ejercicio reflexivo para procurar identificar sobre el cómo es que estos modifican o han modificado nuestras respectivas existencias, pero ¿por qué no hacemos lo propio con las diversas dimensiones de lo tecnológico? Solemos tener una noción sumamente estrecha de lo que es la Tecnología, y únicamente vinculamos a esta con artefactos que “facilitan” la vida o minimizan el esfuerzo humano para realizar ciertas actividades. Y no consideramos que dichas nociones sean erráticas, pero sí afirmamos que son sumamente limitadas y que por ende, no nos permiten acercarnos a una noción más amplia de lo que la Tecnología es y en consecuencia, de las incidencias de esta en nuestra existencia vital.
Seguramente, damos lectura a las presentes líneas en una pantalla, de móvil o de computadora, y muy posiblemente lo hacemos sentados en una silla, dentro de una habitación u oficina, cuyas entrañas llevan en sí un cableado eléctrico y todo esto señalado, ya es Tecnología.
Por ello, urgimos la necesidad de una Filosofía de la Tecnología con carácter imperativo e integral, que nos inste a pensar filosóficamente el ser de la Tecnología, y con ello, sus diversas dimensiones, sean estas éticas, epistémicas, estéticas o bien, de la naturaleza que estas resulten.
Seguro estoy de que en la medida en que pensemos a la Tecnología desde una perspectiva filosófica, mejor será nuestra comprensión de ella, y a la vez, el desarrollo que, de esta, en tanto que humanidad procuremos, así como nuestra valoración sobre la misma.
No nos declaramos tecnófobos, ni mucho menos, pero sí consideramos que nuestra relación con ella, debe ser desde una interacción crítica, de manera que no se difumine nuestro ser específico dentro de una tecnosfera que nos resulte devoradora y acaso no comprendida; que tenga por consecuencia a nuestro ser diluido, disperso y determinado por la ya señalada tecnosfera.
Hay en la actualidad una diversidad considerable de tecnologías de última generación que pueden representar no únicamente dilemas éticos, sino claramente potenciales peligros en diversos sentidos, y si no pensamos, analizamos y valoramos su sentido y razón de ser, tales riesgos pueden dejar de ser estos, para devenir en tragedia con consecuencias indeseables.
Demos pues, inicio a este ejercicio del pensar filosóficamente a la Tecnología.
Hacemos pues, una invitación, un llamamiento a hacer una Filosofía de la Tecnología, que consideramos, no debe esperar más, y, por lo tanto, clamamos por la imperiosa necesidad de una Filosofía de la Tecnología.
[1]. ASLA, Mariano y MARCOS, Alfredo. Filosofía de la Tecnología: una reflexión cada vez más necesaria. Humanidades (Montevideo. En línea) [online]. 2021, n.10 [citado 2023-09-24], pp.9-14. Disponible en: <http://www.scielo.edu.uy/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2301-16292021000200001&lng=es&nrm=iso>. Epub 01-Dic-2021. ISSN 1510-5024. https://doi.org/10.25185/10.1.