Las Artes Liberales en el siglo XXI: legado y nuevos abordajes
Por Robertha Leal-Isida, directora del Centro de Escritura de la Escuela de Humanidades y Educación, Tecnológico de Monterrey, mrleal@tec.mx
Si (como afirma el griego en el Cratilo)
el nombre es arquetipo de la cosa
en las letras de ‘rosa’ está la rosa
y todo el Nilo en la palabra ‘Nilo’.
El Golem, Jorge Luis Borges
Las artes liberales, tal como las conocemos a través de los textos de Retórica, Ciencia e Historia, surgieron en la Antigüedad Clásica con el objetivo de distinguir las profesiones practicadas por ciudadanos libres de las artes serviles, ejercidas por siervos o esclavos. Esta diferenciación inicial refleja un interés por separar las disciplinas orientadas al estudio del lenguaje humano (gramática, lógica y retórica) de aquellas vinculadas con el lenguaje matemático (aritmética, geometría, astronomía y música). Estas divisiones evidencian dos necesidades fundamentales: la de entender y la de explicar para preservar hallazgos, historias y creencias.
Más de 2500 años después, estas necesidades persisten, aunque a menudo parecen diluirse en nuestra conciencia colectiva. Las tecnologías emergentes pueden aislarnos del entorno y nos invitan a dejar de maravillarnos. Además, la rapidez con la que se producen y publican contenidos, a menudo sin considerar su calidad, y la creencia de que «no hay nada nuevo bajo el sol» pueden hacer que el esfuerzo por entender y explicar parezca innecesario. Sin embargo, hoy más que nunca, necesitamos regresar al origen con un espíritu renovado, apoyándonos en las herramientas desarrolladas por la inteligencia humana.
Humanidades digitales y mediación lingüística. Consideremos la necesidad de entender, que nos lleva inevitablemente a la mediación lingüística. Todos los que hemos tenido el privilegio de recibir educación hemos disfrutado del ejercicio de la mediación lingüística que nos ha permitido acceder a nuevos conocimientos. La familia, las amistades, la escuela y la vida nos han legado un conjunto de creencias que nos permiten nombrar, debatir y construir nuevos conocimientos. La mediación lingüística se basa en la explicabilidad, cuya función cultural es hacer accesible el conocimiento a todos y preservar lo que somos y queremos conservar de nosotros mismos.
Lo que sabemos de nosotros mismos y de los demás está relacionado con cómo nos vinculamos con los otros. En este sentido, la mediación lingüística sustenta y da sentido a las artes liberales, las cuales hemos heredado y avanzado con nuestras inquietudes humanas. La mediación lingüística está en todas partes: desde los contenidos que consumimos en redes sociales hasta las ideas que escuchamos en series de televisión; desde las fichas técnicas que acompañan las piezas exhibidas en los museos hasta las presentaciones visuales en las aulas; desde las explicaciones que damos a los niños hasta las interpretaciones en lenguaje de señas de las canciones de moda.
En pocas palabras, las humanidades digitales y las artes liberales están profundamente relacionadas; en ellas destaca la interdisciplinariedad, la innovación pedagógica y el deseo expreso por preservar la cultura y allanar el acceso al conocimiento. Las artes liberales se hermanan con las humanidades digitales que, valiéndose de la mediación lingüística, enriquecen la investigación y enseñanza en estas áreas, permitiendo nuevos análisis y representaciones de datos.
La transformación de la enseñanza y el acceso al conocimiento. Las humanidades digitales facilitan la digitalización y preservación de materiales culturales, esenciales para la investigación en artes liberales. Esta digitalización permite un acceso global a estos recursos, ampliando la participación en el diálogo cultural y académico. Además, las humanidades digitales promueven el acceso abierto a recursos educativos, documentales, artísticos y culturales de incalculable valor. En todo este proceso, la mediación lingüística tiene un rol determinante: contribuye a este objetivo traduciendo y adaptando los bienes culturales para hacerlos accesibles a una mayor diversidad de personas, fomentando así la democratización del conocimiento.
La integración de las humanidades digitales en las artes liberales ayuda a desarrollar habilidades críticas y técnicas, esenciales en un mundo digitalizado. Los estudiantes desarrollan su pensamiento crítico, lo que les permite comprender que, más que soluciones, las tecnologías emergentes son herramientas que pueden auxiliarlos para mejorar sus análisis y crear contenidos con distintos fines y dirigidos a distintos públicos. Es decir, la educación en artes liberales en el siglo XXI fomenta habilidades críticas y creativas esenciales para la escritura y la mediación lingüística. Las humanidades digitales aportan nuevas metodologías y recursos para la enseñanza y aprendizaje de lenguas y culturas, mejorando la formación en estas áreas.
En el siglo XXI, la mediación lingüística nos acompaña diariamente. Para preservar los rasgos de humanidad que nos distinguen, debemos usar la tecnología a nuestro favor para conservar legados, testimonios, palabras y explicaciones en diversas plataformas y soportes. Las artes liberales no pueden, en el siglo XXI, concebirse sin mediación lingüística y sin humanidades digitales. La mediación lingüística nos permite acceder a explicaciones de diferentes épocas, mientras que las humanidades digitales usan tecnologías para conservar, preservar y difundir creaciones humanas pasadas y presentes, devolviéndonos la capacidad de asombro.
Finalmente, las artes liberales conforman un legado invaluable que es, al mismo tiempo, perene y vigente porque de alguna manera lo hemos conservado y porque nos esforzamos por resignificarlo y actualizarlo. Lo que ha cambiado es la forma en que las explicamos. Como profesora de competencia comunicativa, recomiendo valorar las artes liberales en su relación con dos instrumentos que permiten acceder a ellas y preservarlas. Es imperante trabajar en las aulas con las estrategias de mediación lingüística y con las dinámicas y técnicas de las humanidades digitales para que las generaciones futuras tengan la fortuna de navegar en las aguas mansas y rebeldes de las artes liberales, que permiten conocernos mejor y reevaluar la experiencia de ser humanos.
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